El gato del 11A

Nunca voy a olvidar el día que Gary llegó a casa, a mi vida. Él apareció en un momento crucial, en donde yo iniciaba una nueva etapa, me había mudado a un nuevo departamento (el 11A) y comenzaba una historia de momentos lindos y no tan lindos, que todavía se está escribiendo.


Nos conocimos en una noche de noviembre del 2021. Tenía apenas un mes de vida y su cabecita parecía ser lo único que resaltaba de su diminuto cuerpecito. Desde el primer instante en el que lo vi quedé absolutamente flechada con esa cara redondita y esos ojitos azules que ahora son verdes.



Lo cierto es que quedé aún más enamorada por lo simpático que era, esa cosita gris y encantadora a simple vista, en realidad era un monstruo al que yo comenzaría a amar con locura. Gary, un gato con complejo de perro que terminaría destrozando el sofá a mordidas y me dejaría cicatrices de tantos arañazos. El “Capitán Tormenta”, el gato que me conquistó para siempre. 


La historia se vuelve aún más interesante, porque después del seudónimo “Capitán Tormenta”, que claramente hace alusión a su enérgica personalidad, hermoso como la naturaleza pero agresivo y destructivo como una tormenta… El señorcito tiene muchos nombres y todos se relacionan con algunas características que lo hacen único. Como por ejemplo, cuando le empezó a crecer el bigote y de un lado lo tenía blanco y del otro negro. No se me ocurrió algo mejor que llamarle Gary García y conseguirle un pianito. He aquí, una foto de Gary García con el pianito, interpretando melodías gatunas y bluseras. 



Creo que Gary y yo nos parecemos mucho. Claro, él es un gato, y de alguna manera, siempre me sentí identificada con los gatos. Pero él tiene algo especial, que en el fondo me hace suponer que es eso que todos pensamos cuando iniciamos una relación de “gato- dueña”, o mejor dicho “gato-esclava”, a lo que yo llamaría, una “conexión mística''. Detrás de sus constantes arañazos y mordidas, está un tipo tierno y cariñoso, a su manera, obviamente. Un pequeño demonio que se convierte en el ser más angelical del mundo cuando comienza a ronronear y vibrar como motorcito. El bebé chupa frazadas que hace masajes terapéuticos y se acurruca entre mis piernas cuando quiere que lo acaricie. El que se esconde cuando una persona extraña llega a casa, porque el tipo  también es introvertido, como yo.


Hay un montón de cosas que podría decir sobre Gary, pero prefiero concluir estas líneas con lo mucho que me enseñó. Como cualquier otra mascota que me eligió, a las que amé y sigo amando incondicionalmente. Y es justamente, el poder amar de forma tan pura, ilimitada e incondicional. Sin pretender ni esperar nada. Ese vínculo tan especial que parece hasta sobrenatural. Leí en algún lado que los gatos funcionan como un portador de la paz necesaria para poder apartarse de la rapidez con la que gira el mundo y entrar en otro tiempo. Creo que es verdad, porque Gary me regaló esa paz que necesité por mucho tiempo y también me sanó muchas heridas. Aunque el caos es una constante en mi vida, me alivia llegar a casa y encontrarme con esta cosa gris de cuatro patas.

Ya no serás el gato del 11A, pero sí mi compañerito de aventuras y noches de insomnio. No sé hasta cuándo decidas quedarte, pero espero que sea por muchos años más. Te amo para siempre, Capitán Tormenta. Viktoria.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Relatos del abismo.

Relatos del abismo.